18/03/2010 – Desde la habitación 1001 del Hotel Cavanna (La Manga del Mar Menor)
¡Por fin, en ruta! La noche anterior he dormido bastante poco, los nervios me tenían loco de impaciencia por salir. Estoy convencido que este viaje marcará un punto y aparte en la manera de plantearme un viaje en moto.
El primer dia ha sido un puro trámite de tediosa autovía, he aprovechado para comprobar el comportamiento de Eloise circulando a plena carga: el tren delantero “flota” un poco, y no voy con la misma confianza. Supongo que será cuestión de acostumbrarme.
Al pasar por Valencia, he sido recibido con el cariño habitual por parte de la sección ché del club, encarnada por Goliardo, Mª Ángeles y Ricardo, que traía consigo un abundante cargamento de material escolar para repartir en Marruecos; tanto ha sido el material entregado, que a punto a estado de desbordarse la capacidad de la moto… Afortunadamente, cuando llegue a Málaga entregaré unas alforjas a PJ Conde, y así ganaré un precioso espacio.
Me voy de Valencia; una vez más, mi dinero no sirvió de nada a la hora de pagar el almuerzo (¡gracias, Ricardo! Y hasta la vuelta).
Siguiendo en dirección sur, llego a La Manga del Mar Menor, lugar donde pasaré la primera noche… El lugar me ha dejado bastante indiferente, la Manga es únicamente unos cuantos kilómetros de playa, apartamentos, tiendas para turistas (la mayoría cerradas al estar fuera de temporada) y absolutamente nada más. En un tramo desierto de playa, probé de pistear un poco por la arena, a modo de entrenamiento pre-desierto, pero desistí al ver que la moto era prácticamente ingobernable en la arena; sudor frío, salida de la trampa arenosa, y vuelta al asfalto.
Antes de llegar al hotel, he parado en una farmacia para comprarme una caja de Disofrol, ya que he empezado el dia con un inoportuno resfriado, que deberé incubar en ruta.
Releyendo esta primera crónica del viaje, descubro que me ha salido un texto muy monótono, supongo que me he contagiado de una jornada bastante carente de emociones (exceptuando el paréntesis valenciano). Pero lo mejor está por venir, vaya que sí… ¡Gracias por seguirme, y hasta la próxima entrega!
KILÓMETROS DE LA JORNADA: 686
esto ya esta mejor.....
seguimos atentos....
Nos tienes deseando recibir la próxima entrega.
No nos hagas esperar demasiado!!! 😀
jo
Mas maaaaas, queremos maaaas! XD XD
😀 😀 😀 Pentax 😀 😀 😀
Suéltalo de golpe que si no me voy a quedar sin uñas....
Salu2....[/b
A ver tu siguiente hoja de ruta.
Felicidades por esta aventura que nos explicas.
Saludos
19/03/2010 – Desde Algeciras, en una suite decorada con mucho gusto en 1984… y sin una reforma desde entonces
La jornada de hoy ha sido bastante más interesante que la de ayer, por paisajes y calidad de ruta: una sabia combinación de trazados divertidos y rápida autovía para no descolgarme en exceso del horario; también tuve algún indeseado atasco, lo explicaré más adelante.
Empiezo la mañana en el parque de atracciones: divertidísima carretera secundaria que comunica Cartagena y Águilas, vuelta a la autovía en Cuevas de Almanzora, y de nuevo curveo intensivo en la N-340, a la altura de Motril. Este último tramo es una gozada, con grandes y amables paellas que invitan a descolgarse, de hecho he escorado a Eloise hasta límites inauditos…
Efectué un breve recorrido por el interior de Nerja, ya que el dia anterior tenía puesto “Pasapalabra” en la tele del hotel, y mencionaron que aquí estaba el llamado “balcón de Europa”. Es un lugar agradable para veranear, aunque no ví por ningún lado ni a Chanquete, ni a la cuadrilla de bicicleteros…
Llegando a Málaga rosco gas por la autovía, ya que PJ Conde me esperaba para recoger unas alforjas que traía conmigo, y que me había comprado semanas atrás… Desgraciadamente no pudimos compartir mucho rato, pero espero haber convencido al bueno de PJ para que vuelva a coger la onda del Club, no en vano fue un fijo en sus inicios… Un saludo, PJ, y estoy de acuerdo contigo: ser hetero también mola! Jajaja
Tras Málaga, se acabó la diversión en ruta: un autovía infame, muy cargada de tráfico y plagada de rotondas tuvo la culpa de ello. Hice un alto en Marbella y Puerto Banús, y aparte de una evidente presencia de clientes habituales de la Corporación Dermoestética, poco más que añadir; calles muy cuidadas y mucho coche con vidrios tintados. A mí toda esta parafernalia me la repampimfla, así que salí de allí, aunque no todo lo rápido que hubiera querido: en Marbella parece ser que todo quisqui utiliza el coche privado, y montan unos atascos que llegan hasta Estepona…
Penúltima parada del día: Gibraltar. La aduana es un caos de personas, de coches y de ciclomotores suicidas… bueno, de hecho todo Gibraltar es bastante caótico, algo así como Andorra en un dia de rebajas, pero me quise dar el gustazo de rodearme de un curioso ambiente “flamenco-british” con sus cabinas de teléfonos, sus bobbies… y su aeropuerto empotrado (la carretera principal atraviesa la pista de aterrizaje, regulada por semáforos).
Ya casi anochecía cuando finalmente llegué a Cartagena, donde por fin he podido reunirme con Lluis Nboa y Mari Carmen, que me explicaron su rocambolesco modo de llegar (ellos en avión hasta Jerez, y la moto por mensajero). También nos hemos encontrado con buena parte del resto de expedicionarios, con los que ya tendremos ocasión de compartir experiencias fuertes los próximos dias. También vino un amigo del foro Varadero, interesado en saludarnos y desearnos suerte (Volaó, natural de Algeciras, un tipo de esos que a los cinco minutos ya te sientes como si lo conocieras de toda la vida). A todos ellos les he dejado cenando en un restaurante, yo he preferido volver para regalar a mis doloridas lumbares una buena ración de “Reflex”: el resfriado está prácticamente superado, pero tengo la espalda como si me la hubieran molido a palos.
Mañana toca madrugar. Mañana empieza el espectáculo, Marruecos nos espera…
Si has llegado hasta aquí, gracias por tu constancia, y hasta el próximo capítulo!
KILÓMETROS DE LA JORNADA: 644
Bonita ruta y los paisajes bonitos también.
Afortunado, y aún te queda la verdadera aventura.
Saludos
¿Usas faja? Eso de las lumbares con la moto que llevas 😕 😕
Lo sé Maes, en este viaje he aprendido una gran lección: para subir a Andorra no necesito faja, para hacerme casi 5.000 kilómetros... hombre, casi que sí 🙄 🙄 De todas maneras, el incordio de las lumbares me duró los primeros dos o tres días, luego ya se "curtieron"... aunque me gasté casi todo el bote de Reflex.
Saludos!
Estoy en estos momentos en l barco que une la isla de TENERIFE con la isla de el HIERRO.Eh leido esta crónica y aunque a mí también se me aproximan unos dias de relax y descubrimiento se me ponen los dientes largos al leer esto.Solo darles un besote muy grande a todos los protagonistas de esta ruta y decirles que lo que disfrutemos aqui es lo que nos llevamos.Espero con impaciencia las fotonas y las crónicas.Un saludo desde unas islas llamadas....AFORTUNADAS.. XD
20/03/2010 Desde el hotel Kenzi Basma (Casablanca)
Por fin, estamos en territorio comanche: es increíble lo que puede cambiar el mundo entero en tan sólo 50 metros de frontera: todo cambia en un salto gigantesco, y sin transición pasamos de la Europa civilizada a la primitiva África.
La mañana ha comenzado muy rápida, y ha terminado desesperadamente lenta; a las 07:45 atando la moto en el ferry, a las 08:00 zarpando, 40 minutos después desembarcamos en Ceuta, repostamos, llegamos a la frontera… y de repente, el tiempo se detiene.
Nos topamos con la surrealista burocracia de la aduana marroquí, y nos pasamos 3 horas de una cola a otra, mostrando el pasaporte una y otra vez, rellenando papeles de todos los colores, y volviendo a rellenarlos una y otra vez, llevando nuestra paciencia al límite, pero sin perder la cara de póker para que no se cabrearan los funcionarios de turno, ya que en caso contrario corríamos el riesgo de pasarnos literalmente el dia entero allí.
También aprovechamos para comprar dirhams marroquís a un tipo, en plena calle; no era mi intención cambiar a moneda local en el mercado negro, pero al parecer es lo habitual en aquella parte del mundo, y si además lo negocia un experto como es Antonio Bravo (uno de los organizadores), conseguimos un cambio incluso más ventajoso que si hubiéramos ido al banco. Ahí regateamos por primera vez, y no será la última en el país donde casi cualquier precio es negociable…
Una vez en marcha, novedad absoluta mires donde mires; entre Ceuta y Tánger, circulamos entre altas y verdes montañas que nos hacen preguntarnos si nos hemos equivocado de país. La carretera es divertidísima, aunque bastante deteriorada por frecuentes riadas, así que le saco todo el partido a la faceta trailera de Eloise, que se muestra segura en un asfalto bastante roto, sucio y plagado de riachuelos de barro.
Somos el gran acontecimiento allá por donde pasamos, todo el mundo deja sus labores y se vuelven al paso de nuestra comitiva, muchos de ellos nos saludan. Paramos en la ciudad costera de Assilah, y tomamos contacto por primera vez con la cotidianidad marroquí: calles desordenadas ocupadas por carretas de burros, ciclomotores destartalados, bicis, peatones autistas y un parque móvil cochambroso te hacen recordar en qué parte del mundo estás.
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Tras comer en un restaurante de Assilah (por cierto, llamado “Casa Pepe”, fue como volver un rato a Algeciras), cogemos la autopista de Casablanca, que a diferencia de las autopistas españolas, es mucho más divertida: por aquí también deambulan peatones, incluso por la mediana central, y hay que tener los sentidos bien despiertos. En los peajes no se regatea, y su precio se puede equiparar al español (o sea, carísimo para los autóctonos), lo cual explica por qué había tan poco tráfico. Hay gendarmes motorizados cada pocos kilómetros, muchos de ellos con radares portátiles; van vestidos como si fueran de gala, y llevan BMW RT´s y Hondas Deauvilles. Bajamos fuerte por la autopista, aunque será difícil recuperar el retraso que nos “regalaron” los funcionarios de la aduana, y no tendremos más remedio que entrar a Casablanca de noche, algo que preocupa bastante a la organización, ya que el tráfico allí es feroz, y somos muchos…
Poco a poco os iré hablando de mis compañeros de ruta; en nuestro grupo hay un buen puñado de BMW GS1200 y Adventures, RT´s, 2 Paneuros, 4 Varaderos, una Goldwing, una Deauville, un par de Fazers… ah! Y en medio de todas ellas, la YBR 250 de Lluis y Carmen, por supuesto.
El panorama de tráfico casi inexistente de la autopista cambió radicalmente conforme nos acercábamos a Casablanca: el tráfico se volvió muy denso, la noche se nos echó encima… y encima, en Marruecos se conduce a saco. Bastante estresante, vaya.
Para colmo, a la salida de uno de los peajes una pareja de gendarmes me dan el alto precisamente a mí, y comienzan a preguntarme un montón de cosas, en un tono no muy amistoso y en un francés que yo dejé que practicar en octavo de EGB… En un desesperado intento por reconducir la situación, les suelto la frase mágica “Je suis police a l´Espagne”, sin saber si esta baza mejoraría o empeoraría la situación, y gracias a Alá, la cosa pasó a ser mucho más amistosa. Al final se limitaron a curiosear de dónde veníamos, a dónde íbamos, y tonterías por el estilo. Ale, a la ruta again…
Finalmente, Casablanca.
Cruzar esta metrópolis de cuatro millones de habitantes es un puro desmadre, aquí todo el mundo va a lo suyo, cualquier vehículo que lleva bocina la hace sonar constantemente, reina la anarquía por doquier; una vez llegados al hotel, el comentario más oído era cómo diablos nadie había tenido ningún percance. Sin duda, uno de los deportes de riesgo más extremos que se pueden practicar es cruzar Casablanca, en moto, por la noche.
He retrasado el reloj una hora, para ajustarme a la hora oficial del país, y ahora me voy a dar otro chute de Reflex en las lumbares (llevo todo el día así). Mañana, pasarán un montón de cosas más.
Saludos y hasta pronto!
KILÓMETROS DE LA JORNADA: 420
:protesta:
Jope Manel, no tenías otra foto donde se me viera menos la tocha!!!!
No te quejes, o publicaré las censuradas... sí sí, esas por las que Interviú me está ofreciendo tanto dinero 
