Avisos
Vaciar todo

EUROTOUR 2012

46 Respuestas
21 Usuarios
0 Reactions
1,482 Visitas
noisestorm
(@noisestorm)
Respuestas: 1924
Noble Member
 

Impresionante!
Montreux es uno de esos lugares que tenemos pendientes como buenos fans de Queen.
Ahora si que tengo envidia de verdad, jajaja

 
Respondido : 13/07/2012 10:32 am
Mediasombra
(@mediasombra)
Respuestas: 548
Honorable Member
 

Te sigo el blog con avidez siempre que tengo tiempo.

Por aclarar, te digo que soy "malditomundo", por si no te cuadra a veces 😀

Menudo viajecito (aun estoy en la 3a entrega, mi profesor me tiene muy liado ultimamente), aunque algunos de los sitios los visité con mis padres, hacerlos en moto uno mismo cambia mucho la percepción de los mismos

 
Respondido : 13/07/2012 2:13 pm
(@Pentax)
Respuestas: 0
New Member
 

Ya te tenía fichado, Malditomundo! 😉 😉

Gracias a todos por el seguimiento: como alguien se lo quiera leer del tirón, se le va a hacer más largo que la Biblia! XD XD

Saludos y hasta la próxima entrega!

 
Respondido : 13/07/2012 2:22 pm
(@Pentax)
Respuestas: 0
New Member
 

Eurotour (5): MATTERHORN, O CÓMO CORONAR UN 3000 EN CHANCLAS

El Matterhorn es uno de los picos más altos de los Alpes (4478 msnm), y por su peculiar forma piramidal es una de las montañas más icónicas del macizo, múltiples veces reproducida. Está en la frontera entre Suiza e Italia, y sus paredes verticales, rocosas y tremendamente escarpadas la convierten en una de las cimas más peligrosas de los Alpes.

Pese al tremendo respeto que impone este macizo, el entorno se ha convertido en un pequeño parque de atracciones gracias a la ingeniería moderna: una serie de trenes cremallera y taxis particulares te permiten acercarte hasta el pueblo de Zermatt (cerrado al tráfico, únicamente se permiten vehículos eléctricos), y desde ahí parte un tren cremallera (el más alto de Europa) que te deja en la cima del Gornergrat, a más de 3000 metros de altura, en un entorno que te deja sin aliento.

Entre nuestro hotel y el pueblo de Täsch (el último antes de Zermatt) hay unos 100 kilómetros, la mayoría de ellos una monótona carretera que discurre paralela al río Roina (¡otra vez este río!). De buena gana habríamos ahorrado tiempo por la autopista, pero si nos cazan sin la “viñeta”, la multa son 130 francos, a abonar en el acto y en efectivo…

Poco antes de Täsch, la carretera se pone divertida y empieza a trepar por el valle de Mattertal; el día es radiante, aunque algunas nubes ociosas se quedan enganchadas en los cuatromiles que nos empiezan a rodear.

Una vez en Täsch, la carretera queda cerrada a la circulación, tenemos la opción de coger el tren o contratar un taxi… Por comodidad elegimos esta última opción, con derecho a guardar la moto en un garaje cerrado. Cerramos el trato con el taxista (en esta parte de Suiza se habla alemán, pero aquí todo el mundo parece dominar el inglés), nos subimos en una furgoneta, y cubrimos los últimos nueve kilómetros hasta Zermatt.

En Zermatt, contratamos los billetes para el cremallera: unos 70 euros por barba, al cambio. Mi implacable contable judío no para de gritarme sandeces desde dentro de la cabeza, pero Isabel dice que, ya que estamos aquí, hay que llegar hasta el final…


Una vez arriba, incluso el contable judío se tuvo que callar: no sólo teníamos el Matterhorn ante nosotros, sino que nuestra vista abarcaba hasta 29 picos de más de cuatro mil metros. A través de ellos, hacia el valle, se abre paso el glaciar Gornetglescher, el tercero más grande de los alpes… ¿¿El tercero?? Cómo serán los dos primeros, madre mía…



En la cima hay un tenderete (¡siempre hay un tenderete!) donde compramos unas pegatinas para la moto: en este viaje la estoy “empapelando” bien.

Al cabo de un buen rato de contemplación embobada, volvemos a subir al cremallera y regresamos a Zermatt. Nos zampamos unas salchichas alemanas en una mesa improvisada en un callejón, el menú que más nos apetecía… y el menos hiriente para la cartera. En Suiza todo es caro.

Damos un garbeo por el pueblo, y nos acercamos hasta el llamado “cementerio de los escaladores”, en el que reposan montañeros que perdieron la vida en alguna de las montañas que nos rodean. Tantas lápidas y tantas placas memoriales nos hacen mirar al macizo con otros ojos, de respeto. Y de admiración a los que se empeñan en alcanzar sus metas, aunque estén más allá de lo razonable. En la tumba de un joven escalador norteamericano hay un epitafio tan breve como demoledor: “I chose to climb”. Yo elegí subir.

Finalizada la visita llamamos al taxista, que ipso facto nos vuelve a depositar junto a nuestra moto. Decidimos recorrer el valle paralelo del Saas, para ver el macizo desde otro punto de vista. Tras una nueva ración de curvas y cascadas de agua, la carretera acaba en Saas-Fee, una ciudad de vacaciones sin mayor interés.

Casualmente, aparco al lado de una Harley “seventy-two edition”: yo no me consideraba harlysta… hasta que vi esta moto.

Emprendemos el camino de vuelta. Mirando al final del valle, vemos que las nubes se están agrupando y ennegreciendo de una manera que no nos gusta nada; poco después, empieza a caer agua a cubos. Menos mal que el destino nos puso en el camino la marquesina de una parada de autobuses, porque íbamos con ropa informal y veraniega… ¿Los chubasqueros? En la habitación del hotel, claro que sí, no sea que se vayan a encoger por la humedad: un fuerte aplauso en la cara para Manel. El resto de la tarde nos dedicamos a jugar al “a que no me pillas” con las nubes, y no nos fue mal del todo, llegamos al hotel prácticamente secos.

 
Respondido : 16/07/2012 5:29 pm
(@Pentax)
Respuestas: 0
New Member
 

Eurotour (6)-AGUA, GINEBRA Y AGUA

Se acabó la ligereza en la moto de los dos últimos días: de nuevo toca hacer vida nómada con todos los bártulos, durmiendo cada noche en un sitio diferente. Estamos en el punto más alejado de casa, hoy iniciamos un escalonado retorno.

Nos sirven un desayuno “ligero”, en Suiza no están acostumbrados a los “buffets” continentales, y nos tenemos que conformar con unas rebanadas de pan untadas con mantequilla, un cruasán y un yogur.

Volvemos a cargar todo el equipaje, dejando a mano los chubasqueros que tanto echamos de menos ayer: hoy el día se ha levantado gris y bastante amenazante. En la puerta del hotel, y ya subidos en la moto, nos planteamos un dilema: si giramos a la derecha, tendremos una etapa de montaña acercándonos al Mont Blanc y Chamonix, y si vamos a la izquierda, bordearemos el lago Léman hasta Ginebra… Viendo que las nubes no nos dejarán disfrutar de la alta montaña, decidimos tirar por lo llano y hacer un recorrido muy de autocar turístico, con visita a la llamada “capital internacional”, por la multitud de organismos mundiales que tienen su sede allí.

Llegamos nuevamente al Lago Léman, pero en esta ocasión lo bordeamos por el sur (Montreux y Vevey están al norte). Una parte del lago es de Suiza, y otra pertenece a Francia. En Évian-les-bains, lugar dónde se embotella el agua pija por excelencia, nos empezó a caer agua a nosotros, e hicimos una parada apresurada para ponernos los impermeables. Poco después de ponernos la equipación de lluvia, y como es habitual en estos casos, deja de llover.

Hacemos una parada en Yvoire, un pueblo clasificado como “de los más bellos de Francia”. Es una villa medieval, fortificada, con comercios artesanales y un pequeño puerto natural.


En Hermance, volvemos a entrar en Suiza; entrando en la villa hay una pequeña garita que hace las veces de puesto fronterizo. Dentro hay un policía aduanero que nos ignora olímpicamente. Vuelve a llover a intervalos, la circulación se intensifica y comenzamos a ver los primeros autobuses urbanos… Poco después, entramos en Ginebra.

Aparcamos la moto justo delante del famoso geyser de agua que aparece en todas las postales. No es para tanto. Hacemos una visita a pie, la verdad es que la ciudad no nos dice mucho. Alguien que sabe del tema ha dicho que es una de las ciudades con mayor calidad de vida del mundo, pero a nosotros nos parecen todas iguales: los barrios de extrarradio, un casco antiguo bien cuidado (que es hacia donde inevitablemente te dirigen en la oficina de turismo), tranvías, y gente con intenciones poco claras pululando en las inmediaciones del McDonald´s (paisaje social ya visto en otros McDonald´s del mundo). También hay una catedral interesante para ver, la de San Pedro; se puede llegar hasta su cúpula, eso sí, pasando por taquilla, que estamos en Suiza.

Las avenidas se presentan limpias y cuidadas, hay un fuerte ambiente internacional, bulevares con escaparates de marcas de prestigio, y el edificio de las Naciones Unidas. Este último nos pillaba bastante alejado para ir a pie, así que nos ahorramos la visita; además, la lluvia no nos dejaba en paz, y no había a la vista ni un solo chino que nos quisiera vender un paraguas de tres euros… Casualmente, ese día estaba reunida toda la plana mayor de la ONU, estaban ultimando el enésimo superplan de paz para Siria, consistente en una “declaración muy enérgica de condena”… Sssh, mejor no molestemos a estos señores en tan importante labor. Un pico y una pala les daba yo a éstos inoperantes.

Volvemos junto a la moto. Ahora llueve con fuerza y sin interrupción, seguirá así el maldito resto del día. Nos tomamos un último “cafè au lait” frente al famoso chorro de agua. La camarera nos intenta decir los diferentes tipos de café con leche que nos puede traer, pero no pillamos una palabra de esa jerga en francés… Después de un buen rato de diálogo para besugos, resultó que la chica era de Ciudad Real; había llegado a Ginebra cinco meses atrás, huyendo de la crisis. Entablamos un diálogo animado, todos estamos encantados de volver a utilizar el castellano; le preguntamos cuál es la mejor manera de salir hacia Lyon, y ella dice que no lo tiene claro, y que le va a preguntar a un compañero suyo… que se llama José, es andaluz y llegó a Ginebra con la misma historia bajo el brazo. Estamos viviendo otra oleada de emigración española, al estilo de la de los años 60. La mayoría de españoles somos más pobres que hace cinco años, y tal vez nos queden algunos escalones más que bajar.

(Pausa para despotricar contra los responsables de este desaguisado económico y social).

Ginebra es una ciudad fronteriza con Francia; pese a ello, si quieres evitar la autopista para salir, las señales de tráfico no te ayudan para nada. Lloviendo a cántaros, y sin tener muy claro si íbamos en la dirección correcta, salimos por una carretera local que un buen rato después nos depositó en suelo francés.

Por fin estamos orientados en dirección Lyon. La carretera es pintoresca, aunque poco podemos disfrutar, con la que está cayendo… Estamos ya hasta el gorro de agua, así que decidimos que pararíamos “en el primer hotel que nos encontráramos”; pues resulta que en aquel rincón del mundo no esperaban turistas de paso, ya que los poquísimos hoteles que nos encontramos, o estaban cerrados, o estaban en desuso. Finalmente, y tras sesenta interminables kilómetros, llegamos a Nantua, donde hay un hotel junto a un lago del mismo nombre. Entramos chorreando y les dejamos la recepción hecha un cristo; la recepcionista nos da directamente la llave y dice que “ya arreglaremos luego el papeleo”, nos quería ver fuera de su vista cuanto antes.

Estamos sitiados en el hotel. Afuera, la lluvia arrecia y lo único que vemos del pueblo es el panorama desde la ventana (se atisba el mencionado lago, una vía del TGV y algunos tejados). Nos vemos obligados a cenar en el hotel, y nos llevamos una sorpresa que no es del todo agradable: pese a estar en un “dos estrellas” y haber conseguido una habitación a precio razonable, el restaurante es un auténtico templo de la “nouvelle cuisine”, con sus camareros encorbatados, cincuenta cubiertos sobre la mesa, y platos servidos dentro de campanas de metal… El ambiente es fino y la parroquia está a la altura. Nosotros hacemos acto de presencia con nuestras mejores galas (él con camiseta motera y pantalones del decathlon todavía húmedos del aguacero, ella con camiseta Disney y chaqueta Quechua), y cenamos lo más barato que encontramos en la carta: “creme d´aspergues planches”, “emulsion de patê ferme” y “agneau roti au petits legums”. Para beber, agua Evian a cinco euros la botella. Si me lo preguntáis a mí, yo no habría pagado ni un céntimo por aquellos espárragos flotando en nata tibia o aquel pollo a medio cocinar, pero me temo que mañana nos vamos a partir la caja cuando nos presenten la factura… Toc toc, ¿quién es? ¡Hombre, mi amigo el contable judío! Pasa, pasa y martirízame un rato… Por lo menos, parece que ya no llueve afuera.

En la tele, Iker Casillas está dando saltos de alegría con un copazo en la mano, yo me pongo a escribir un rato mientras Isabel duerme como un serrucho. Definitivamente, su contractura muscular se quedó en algún lugar de Suiza.

 
Respondido : 17/07/2012 4:13 pm
noisestorm
(@noisestorm)
Respuestas: 1924
Noble Member
 

Bravo por vosotros y por tu amigo el contable judío, jajaja

 
Respondido : 17/07/2012 4:28 pm
(@Pentax)
Respuestas: 0
New Member
 

Un contable judío dentro de un catalán es algo así como crear un individuo fusionando a Montgomery Burns y al tío Gilito :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen:

 
Respondido : 18/07/2012 6:23 am
Mikuni
(@mikuni)
Respuestas: 852
Noble Member
 

Excelente!
Que lujazo poder leer esta pedazo de cronica.
Todo del tiron, espero más con ansia viva.
Creo que como todos, viajando contigo y con envidia sana.
Saludos.

 
Respondido : 18/07/2012 12:15 pm
 Luis
(@luis)
Respuestas: 1488
Noble Member
 

Muy chulo todo "chiquitin" prometo no volverte a leer mas, me pones los dientes y la tension demasiados largos/alta y seguro que no tiene que ser bueno. Cuidaros.

 
Respondido : 18/07/2012 1:37 pm
(@Pentax)
Respuestas: 0
New Member
 

Eurotour (y 7): EL CUERPO EN CASA, Y EL ALMA, EN LO VIVIDO

[u:230e0a0e98 FRANCIA Y SU “CAMINO DE SANTIAGO”[/u:230e0a0e98

8 de la mañana. Miro por la ventana. Llueve. Mierda. Parece ser que estamos en el epicentro de un choque de dos corrientes húmedas que están provocando precipitaciones en todo el sureste francés… Esto no es mío, se lo he medio entendido al hombre del tiempo de la tele, descubro sorprendido que empiezo a coger la onda del francés. Esta demostrado que, para aprender idiomas, no hay nada mejor que irte al país en cuestión, donde necesitas espabilarte hasta para pedirle un palillo al camarero.

Pagamos la factura en el hotel. Al final, la cena finolis de la noche anterior ha sido un sablazo, pero no ha llegado al nivel suicida que me temía. En el aparcamiento, coincidimos con seis catalanes, de edad crepuscular, que están cargando sus maletas en dos turismos BMW. La noche anterior, en la cena, les teníamos en la mesa de al lado, echándonos miradas condescendientes por encima del hombro. Como su mundo y el nuestro seguirán siendo paralelos hasta el fin de los días, marchamos cada cual por nuestro lado.

Nos equipamos de lluvia, y viendo que tampoco sería un día de turismo, nos zambullimos rápidamente la autopista, con el objetivo de llegar lo más rápidamente posible hasta Le Puy-en-Velay, donde teníamos pensado pernoctar. Nos separaban tan sólo 220 kilómetros.

Los alrededores de Lyon se convierten en una ratonera de tráfico saturado, el aguacero no afloja y la temperatura se desploma, así que entramos en un área de servicio para ponernos otra capa textil. Aquello era la guerra.

De vuelta a la autopista, vamos avanzando con paciencia, estilo fino y un arcén amplio para no detenernos en ningún momento. A mediodía ya estábamos en Le Puy-en-Velay. Se trata de una pequeña ciudad muy volcada con el turismo: es uno de los puntos de partida del camino de Santiago (como vendría a ser Roncesvalles). Está hermanada con Tortosa y con Santiago de Compostela, y tiene dos interesantísimos monumentos que son patrimonio de la humanidad: la catedral de Notre-Dame de Puy, y la capilla de Saint-Michel de Aiguilhe, iglesia construída sobre un cono volcánico, a 85 metros del suelo.




Nos hemos instalado en el “Hotel Dyke”, idóneo para filmar una película de Jaume Balagueró; nos han concedido una habitación esquinera, inusualmente luminosa, en el cuarto piso. No hay ascensor y las escaleras, todo madera y moqueta, crujen en cada paso que damos. Con la mirada busco los extintores, aunque si se produce un incendio aquí, mejor conseguir un paracaídas y tirarse por la ventana. Todo muy francés, con esa autenticidad conseguida a base de hacer mínimas reformas en 40 años de existencia.

La lluvia parece ser que se ha retirado para no volver, así que dedicamos el resto de la tarde a patearnos el pueblo, y a subir centenares de escalones. Si pasáis por aquí cerca, con dos horas es suficiente para ver lo mejor, creedme que vale la pena.

Con tanta escalerita arriba y abajo, no fue extraño que durmiéramos como dos lirones.


[u:230e0a0e98 GORGES DU TARN Y… ¡MILLAU![/u:230e0a0e98

Al dia siguiente nos ponemos en camino hacia Millau, de nuevo tenemos el cielo azul, y nos apetece volver a pisar carreteras secundarias. Casualmente, nos tropezamos en nuestro camino con un lugar pintoresco llamado “Gorges du Tarn”. Se trata de una retorcida carretera secundaria que sigue el río Tarn, y que durante 40 kilómetros circula en el fondo de una garganta. Durante su curso, y prácticamente fundidos con la roca, hay pequeños pueblos habitados, siendo el más grande de ellos Sainte-Enimie. Para volver con más calma.

Hacemos un alto en el camino, el calor aprieta fuerte y nos apetece darnos un baño en el río. Encontramos una sombra para la moto, dejamos la ropa desperdigada de cualquier manera, y nos tiramos a las frias aguas del río Tarn.

En el lecho del río hay un frecuente tráfico de kayaks, otro de los deportes que se puede practicar por aquí.

Desde hace varios años, tengo una asignatura pendiente con Millau, quería ver con mis propios ojos esa colosal obra de ingeniería, visible incluso desde el avión que va de Barcelona a París (os lo digo yo, que lo ví con estos ojos).

El viaducto de Millau se construyó para salvar el valle del río Tarn, un lugar con mucho volumen de tráfico. De esta manera, se pudo superar el último obstáculo para acabar la autopista A75, una de las principales arterias que atraviesan Francia de Norte a Sur.

El viaducto tiene una longitud de 2460 metros, y está sostenido por siete pilares de hormigón, el más alto de ellos hace 343 metros. Fue inaugurado en el año 2004, siendo considerado una muestra del poderío de la ingeniería francesa. Hasta hace pocos meses fue el viaducto para vehículos más alto del mundo (el 5 de enero de 2012 se inauguró un puente en México, en el que se circula a 402 metros de altura).

Nosotros lo estuvimos contemplando de lejos, de cerca, justo debajo e incluso desde un mirador situado en una montaña cercana, cumpliendo así con el ritual de hacer un mínimo de ruta por pistas de tierra…

En el pueblo de Millau observé que la cadena iba bastante floja. En un taller nos la apretaron y engrasaron, sin querer cobrarnos un euro.

A partir de Millau, un pequeño “regalo” del gobierno francés: ¡autopista gratis!... bueno, fueron sólo ochenta kilómetros, pero se agradece este descanso a la tarjeta de crédito. Por cierto, va siendo hora de tumbar la leyenda urbana de que las autopistas francesas son caras: tienen un precio razonable, comparadas con las de nuestro país, y eso es así porque en Francia hacen una tarifa específica para motos. Dos ruedas “gastan” menos autopista que cuatro, tomen nota de esto los bandoleros que gestionan las autopistas españolas.

[u:230e0a0e98 CARCASSONNE[/u:230e0a0e98

Con las últimas luces de la tarde llegamos a Carcassonne. Nos hospedamos en un hotel a los pies de la “cité” medieval; en la terraza, vemos el entorno de sus murallas, bañadas de oro a la luz del crepúsculo.

Al caer la noche, nos perdimos por su ciudadela amurallada, declarada patrimonio de la humanidad en 1997. Desde aquí ya se huele el mar mediterráneo, estamos muy cerca de la frontera y nuestro bucle europeo está a punto de cerrarse…

Al dia siguiente volvemos a la ciudadela, queremos ver los comercios abiertos. Hacemos las últimas compras, y volvemos al hotel para cargar la moto.

La autopista A9 es una de las principales vías del tráfico internacional de mercancías hacia España, Portugal y África, así que el carril derecho es un eterna fila de camiones.

Finalmente, la frontera. Todavía nos quedan 200 kilómetros por delante, pero ya estamos en casa. La Jonquera nos recibe con su tristeza de ciudad fronteriza. Avanzamos un poco más, y paramos en la “porta catalana”, la primera área de servicio en la que nos saludarán con un “Bon dia”. Pese a la tremenda subida de precio de los carburantes, volver a repostar a precio “español” se nos antoja una baratija. Enchufamos nuestros teléfonos móviles, y anunciamos nuestro retorno a los más allegados; todos expresan su alegría… y también su alivio. Es inevitable dejar un rastro de preocupación cuando se emprende un viaje de este tipo, porque todos sabemos que viajar en moto es una de las últimas aventuras que nos quedan en los países desarrollados.

Tanta es la pereza que nos entra de volver a casa, que decidimos prolongar nuestro sueño anclándonos un par de días en Tossa de Mar, uno de los pueblos más bonitos de la costa Brava. Y con una paella que se nos antoja manjar de dioses, después de una semana de “dieta europea”.

Epílogo: EL QUE MUCHO SE DESPIDE, POCAS GANAS TIENE DE IRSE

Soy consciente que, cada vez que cierro la crónica de un gran viaje en moto, tengo tendencia a ponerme trascendental, pero no puedo evitarlo… Multitud de pequeños “flashbacks” vienen a mi mente, y los padecimientos del viaje se vuelven anécdotas: resguardarnos de la lluvia en una marquesina de autobús nos permite ver un hermoso arco iris entre las montañas.

Los moteros somos una tribu diferente a lo establecido. Cada vez que subimos a la moto iniciamos una coreografía en la que cada movimiento, cada inercia, implica una postura diferente. El entendimiento con la máquina es extraordinario, algunos incluso les ponemos nombre a nuestras motos, igual que hacen los pescadores con sus barcas. Nuestro techo es el cielo, y el suelo corre bajo nuestros pies. Somos libres, y queremos más.

Mañana será otro día, y si la salud lo permite, volveremos a montar en moto. Sospecho que tú piensas lo mismo, así que preparémonos para cruzarnos en ruta...

Saludos y, una vez más, gracias por vuestro seguimiento!

 
Respondido : 18/07/2012 5:55 pm
Goliardo
(@goliardo)
Respuestas: 1256
Noble Member
 

Eres un poco responsable de que esté negociando una escapada para este verano... en moto, por el Cantábrico... pero no te culpo.

 
Respondido : 18/07/2012 6:11 pm
noisestorm
(@noisestorm)
Respuestas: 1924
Noble Member
 

Goliardo , si ya tienes algunos destinos, rutas, etc. pensados, te agradecería compartieras la información conmigo, por que es posible que hagamos una salidita de algunos días y me evitarías un montón de trabajo ya que no conozco la zona.

Pentax , Tan solo reiterarme una vez más en lo que tantas veces te he dicho. Es un auténtico placer leer tus crónicas y disfrutar aunque sea desde la distancia de todas y cada una de vuestras rutas.

 
Respondido : 18/07/2012 7:56 pm
(@Pentax)
Respuestas: 0
New Member
 

Goliardo, no me afecta para nada mi responsabilidad de tus "chaladuras", es más, me alegro UN MONTÓN de volver a leerte en ruta... ¿Sólo o acompañado? ¿Cuando dices que sales? Ya nos tendrás al corriente, y a ver si nos vemos pronto, que ya toca...

Noise, muchas gracias por tu seguimiento constante (¡hay que ser masoca! 😛 😉 ), y a ver si encontramos un hueco en la agenda para vernos...

Por extensión, gracias a todos los que habéis tenido paciencia de seguir la madre de todos los ladrillos que ha sido la crónica de este viaje :salud: :salud: :salud:

 
Respondido : 19/07/2012 6:31 am
 maes
(@maes)
Respuestas: 2553
Miembro
 

¿¿¿¿Y na mas que eso???? ¿Te vas de viaje 2 semanas y solo nos cuentas esto?

XD XD XD

Muy buena crónica. Y enhorabuena por el viaje!!! Nos vemos.

 
Respondido : 19/07/2012 8:47 am
funkoiote
(@funkoiote)
Respuestas: 1524
Noble Member
 

Me lo he tragado "del tirón" y ha sido una lectura amena y gozosa. Estoy deseando que hagas otro viaje para disfrutar de tu crónica, mi contable judio te lo agradece! (me sale más caro hacerme una ruta)

 
Respondido : 22/07/2012 10:45 pm
Página 3 / 4
Compartir: