Un hombre trabajaba hacía muchos años en una fábrica de enlatados.
Un día le confesó a su mujer que estaba poseído por una terrible obsesión, un impulso incontrolable de meter su pene en la
cortadora de pepinos. De meterlo ahí y que pasara lo que tuviera que pasar.
Espantada, la esposa le sugirió que consultara con un psicólogo, que no era normal que quisiera meter su miembro en la
cortadora de pepinos. El marido prometió que lo pensaría, pero continuó repitiéndole a la esposa el mismo cuento, hasta que ella, aburrida, un día le dijo:
- Pues mételo en la cortadora de pepinos y no me fastidies más... ¡¡¡Es tu problema!!!
Al día siguiente, el marido llegó a casa cabizbajo, profundamente abatido.
- ¿Qué pasó? le preguntó la mujer, preparándose para lo peor.
- ¿Te acuerdas de mi compulsión de meter el pene a la cortadora de pepinos?
- ¡Oh, no! - grito la mujer - ¡dime que no hiciste eso!
- ¡Sí, lo hice!
- ¿Oh Dios, y qué pasó?
- ¡Me despidieron...! - respondió el marido.
- Y, ehhh ... La cortadora de pepinos ¿Que te hizo?, ¿Te lastimó?
- NOOO... A ELLA TAMBIEN LA DESPIDIERON!!
ja,ja,ja,ja, muy bueno compañero.....el que trabaje en el mercadona que tenga cuidado con la CORTADORA DE FIAMBRES...JE,JE
jejejeje, JAJAJAJAJA, qué bueeenooooo XD XD XD
MUY BUENO 😀 😀 😀 😀 😀 😀
Anda que..... XD XD XD
XD XD XD
Hasta lagrimones me caen...
XD XD XD