El fin de semana pasado, Manel (Pentax), cumplió 40 años, pero ha sido este fin de semana cuando, muchos de sus compañeros y amigos del ClubYBR, han querido darle una gran sorpresa: una "casi" concentración para celebrar este aniversario tan especial. Se ha llevado en el mas estricto secreto y es por eso que seguramente, muchos no hayan sabido nada de este encuentro dedicado a él, yo, en un principio, esperaba poder asistir, pero debido a mi reciente operación, me ha sido imposible, y nos os podéis imaginar lo mal que me ha sabido. El viernes pasado, Jofus, Pentax y yo, comimos juntos en Sabadell, estuvimos unas cuantas horas hablando y hablando..., hacía mucho que no compartíamos un buen rato y, me hizo mucha gracia saber la que le esperaba este fin de semana y lo feliz que se sentiría. En un momento de la conversación hablamos de un articulo de su blog que el titúla: [url= http://hoysalgoenmoto.blogspot.com.es/2012/03/el-punto-de-no-retorno.html "El Punto de NO Retorno"[/url , os recomiendo leerlo; comentábamos que entendía perfectamente sus palabras, pues yo he sentido esa misma sensación muchas veces en algunos de mis viajes en moto. Le expliqué que en esos momentos, siempre sonaba en mi pensamiento un viejo tema de Jackson Browne llamado "Runnig of Empty" y que imaginaba la imagen de ese tema, una batería y la perspectiva de una carretera que finaliza en el infinito. Ese mismo tema se usó en la película de "Forrest Gumb" cuando decide correr y correr durante mas de tres años. Por la noche, ese mismo viernes, recibí un mensaje de Manel, en el que me decía que esa canción había sido su banda sonora durante toda la tarde. Es una tremenda alegría encontrar a alguien que comparte algo así contigo y que ha sentido las mismas sensaciones que tú en la carretera.
No he podido estar ahí ese finde con Manel y tantos amigos, pero si que he tenido tiempo para recopilar unas 120 fotos y un tema que significa tanto para mí y que me ha acompañado tanto tiempo en la carretera, para, de alguna forma, hacer un homenaje a un buen amigo.
¡Felicidades hermano!, te deseo lo mejor y espero compartir muchos kilómetros mas "mirando correr la carretera debajo de las ruedas"
Este es el regalo del ClubYBR: http://www.youtube.com/embed/5U5WRQBp-Og?autoplay=1
Running On Empty (Jackson Browne)
Uves y ráfagas
De momento, acuso recibo y esta noche veré el vídeo, porque me falla Internet en casa... Gappy, muchas gracias por el detalle, ahora no puedo entretenerme mucho, pero esta noche prometo publicar un "ladrillo" en el que te voy a dejar fino a tí y a todos los demás que os compinchásteis para regalarme el fin de semana más memorable que recuerdo de estos últimos 40 años...
Un abrazo, tropa!
Esperando ladrillo...
Uves y ráfagas
🙄
Me uno a las felicitaciones y a los sentimientos.
Felicidades y que cumplas muchos más!!
Y que los demás podamos conpartirlos contigo. :salud:
Cuarenta millones de felicitaciones para el mejor motero-fotografo-contador del Club YBR.
SALUDOS.
Felicidades Manel, los llevas muy bien 😉
:salud: :salud: :salud:
:salud: felicidades :salud:
:salud: :salud: :salud:
v´sss
Mencey.
HOY ES DIA UNO
(Basada en la canción del mismo nombre, interpretada por Gossos)
Hoy es dia uno,
donde empiezan las cosas,
donde empieza tu futuro.
Hoy hemos despertado
y hemos dado un paso
hacia el lugar que hemos soñado.
Esta crónica no tiene nada que ver con lo que tengo acostumbrado a publicar aquí, ya que el viaje en moto que os relataré es completamente emocional. Si no me conoces personalmente, entenderé que quieras ahorrarte la lectura de un ladrillo lleno de pamplinería sensiblera, y esperes pacientemente a la próxima crónica, donde volveré a narraros más kilómetros de rutas con ese punto de vista personal y jocoso que parece ser de vuestro agrado…
Si por el contrario te interesa conocer lo que se siente cuando un montón de amigos te cogen en volandas un sábado, y ya no te permiten tocar el suelo hasta el domingo, puedes continuar leyendo… Y si tú eres uno de los “conspiradores” antes mencionados, que sepas que vas a recibir tu ración de “estopa”, tarde o temprano, pero en todo caso antes de que leas el final de este artículo.
¿Cuál fue la excusa para todo esto? Pues que el que os escribe ha rebasado una de las fronteras más místicas de la vida: la de los 40 años. Si imaginamos el cambio de década como una aduana fronteriza, yo salté de los 9 a los 10 sin enterarme: por no haber, no había ni garitas, ni barreras, ni guardias aduaneros, ni nada de nada.
Pasar la frontera de los 19 a los 20 tampoco me afectó demasiado (había un “checkpoint” un poco antes, al cumplir los 18, y por eso se amortiguó un poco el efecto).
De los 29 a los 30 tampoco fue un paso excesivamente trascendental: de todos es sabido que navegar por la treintena es el mejor momento de la vida, el equilibrio perfecto entre juventud y madurez. En la frontera se limitaron a echarle una ojedada distraída al pasaporte, y con una sonrisa de bienvenida me estamparon el sello de entrada.
Pero ¡ay amigos! La frontera de los 39 a los 40 es muy diferente: hay una valla electrificada, potentes focos de visión nocturna, guardas fuertemente armados, perros sueltos y una barrera en la que me pedían pasaporte, visado y la cartilla de vacunación en vigor. Me la imagino igual que la frontera que separa las dos Coreas. Yo me hacía la falsa impresión de que esa barrera siempre la franqueaban los demás, pero que yo me quedaría para siempre en la treintena, faltaría más… Pero el progreso no se detiene para nadie, y hace pocos días tuve que pasar también este temible puesto fronterizo.
Poco antes de presentarme ante el hosco guarda de la barrera, eché un vistazo atrás, muy atrás, tan lejos como me permitía la vista y la imaginación, y sí, allá en el horizonte pude ver el Manolito de la infancia, el Manolo de la atribulada juventud, el Catuto de la mili, el Moreno de los autobuses, el Manel con traje de poli, el Pentax y el Kaizen de las motos… Un tipo tirando a introvertido, demasiado susceptible a veces, demasiado confiado en otras. Un individuo que cada vez que se miraba los dedos de las manos decía Su Gran Frase Lapidaria a quien quisiera escucharle, y que os desvelaré al final de este artículo.
Aparte de esto, el Manolito/Manolo/Manel de marras tenía otra peculiaridad: no le hacían mucha gracia las fiestas de cumpleaños. ¿La razón? Posiblemente por la educación recibida en casa, en la que este dia era algo íntimo, y no una fecha para compartir como es lo normal. Nunca me he sentido cómodo cuando, cada 8 de abril, me ponían una gran flecha de color chillón sobre mi cabeza, señalándome a mí, y con la frase PROTAGONISTA DEL DÍA escrita con letras de neón, que se encendían y se apagaban sucesivamente para que se vieran bien.
Esto fue así hasta el 2012, coincidiendo con el cambio de década: “¡Qué diablos, como decía aquel anuncio, yo también tengo derecho a mi fiesta!”. Estoy en un momento muy dulce en la vida, la salud va más o menos bien, mi familia es feliz, tengo unos amigos geniales y una novia a la que quiero con locura… ¿Por qué no reúno a todas estas personas, pongamos por ejemplo alrededor de una barbacoa, para que se rían un poco del guarda de la garita, de los perros y de la valla electrificada, y de este modo pueda entrar en la “Zona 40” de la mejor manera posible, esto es, con una gran sonrisa de oreja a oreja? Dicho y hecho, y entre coca-colas, costillas de cerdo y sobre todo mucha felicidad pasé al otro lado de la frontera… ¡Alehop! Gracias por venir, gracias mamá por el pastel, volved cuando queráis, no os preocupéis por los platos, son de usar y tirar, volvamos todos a la rutina. Punto y…¿final? Eso me pensaba yo.
Os propongo un pequeño esfuerzo de ingenio y alma: imaginad a todas aquellas personas que son muy especiales para vosotros: tu pareja, alguien de tu familia, aquel amigo al que le darías un riñón, un hermano del alma, incluso Messi o la madre Teresa de Calcuta, ese tipo de gente que dices “Caray, es fantástico haberle conocido, me hace sentir mejor persona”… ¿Los tenéis ya? Muy bien. Ahora imaginad que, durante un fin de semana, os los vais encontrando a todos, bajo el mismo techo y a la misma hora… Apoteósico, ¿no? Pues esa era la sorpresa que me tenían reservada para este fin de semana. Tenía derecho a mi fiesta, y me dieron la mayor sorpresa de mi vida…
La “excusa” para montar todo el circo fue una salida en moto, de fin de semana completo, con destino a la comarca turolense del Matarraña, que compartíamos con nuestros amigos David y Núria… Con una excusa de David (burda, pero a un amigo del alma ni le planteas el porqué), decidimos hacer el primer café en un área de servicio de la autovía, y cual es mi sorpresa cuando entro y allí me encuentro con varios amigos ybreros, más Jose y Lluís, dos amigos del trabajo, y auténticos ángeles de la guarda para quien les necesite en la carretera. Todos ellos se han atizado un soberano madrugón, algunos han tenido que hacer malabares para no descuidar sus negocios, otros han tenido que “colocar” sus hijos pequeños a cargo de alguien… ¿Para felicitarme a mí? No me jodáis tíos, esto no se hace, el halago es tan grande que bloquea la capacidad de expresar lo que siento.
Ahí fue donde descubrí que, de todo lo que había planeado para el fin de semana, no iba a cumplirse prácticamente nada. Por primera vez en mi vida, cedo provisionalmente el control de mi destino y lo pongo en manos de un montón de amigos, los miro uno a uno y todos representan algo importante en mi vida, pero los malditos no sueltan nada, únicamente me miran enigmáticamente y dicen “relájate y disfruta”.
Total, que un viaje de dos motos pasa a ser un viaje de siete motos y diez amigos… “Cuantos más seamos, más reiremos”, me decía Isabel. Pues sí, poco después de entrar en la provincia de Castellón, a David se le “avería” la moto. Entramos en un bar a pedir ayuda y… Otra remesa de amigos nos estaban esperando allí: el clan valenciano, más otro par de catalanes que se dejaron caer por allí. Me sorprende que, con la cantidad de gente involucrada en el evento, nadie me hubiera dado la más mínima pista del “reality show” que habían cocinado a mis espaldas: supongo que mi cara de pasmo ya hablaba por sí misma… Las siete motos se convirtieron en diez, y los diez amigos, en dieciséis.
Seguimos ruta, tenemos mesa reservada en el restaurante del convento de La Balma, próximo a Morella; el día era típicamente primaveral (agua-sol-agua-sol-granizo-sol, etc etc). Aún faltaba gente por agregarse a la comitiva: Joaquín y Javi, de Ciudad Real tampoco querían perderse el jaleo, y Mari & David, que no tienen moto pero igualmente vinieron enlatados al restaurante.
En el restaurante, por fin puedo hablar con la gente, aunque tengo tantos estímulos que no sé a quién atender primero. Entre todos, me han regalado un juego de neumáticos para la moto, Ricardo y Bea nos dejan atónitos por su regalo personal: una preciosa lámina ilustrada con nuestros retratos. Me piden que hable ¿Qué queréis que os diga, leches? Si no hay palabras para esto, así que suelto la primera tontería que me viene a la boca… Y encima, el teléfono echa humo: Luis, de Valladolid, que estaba de camino y tuvo que volverse por fuerza mayor, Tomás felicitándome vía mail, Xavi, convaleciente del brazo, pero presente por teléfono: “un trocito de neumático también es mío, eh?”
Como al parecer no les pareció suficiente el varapalo emocional que estaba recibiendo, pasamos a la cafetería anexa, con un numeroso público sentado frente a un monitor de 50 pulgadas, de momento apagado pero me temo que por poco tiempo; a mí me tenían reservada una silla en primera fila, para ver en tribuna un vídeo conmemorativo montado a partir de fotos enviadas por los presentes –por supuesto, siempre a mis espaldas-, incluyendo una dedicatoria especial de Gappy (más presente en espíritu que nunca). NOTA PARA ALICIA: Como habrás leído, tu anuncio de que seréis uno más en la familia lo recibí en la más absoluta intimidad, tan sólo acompañado por Isabel, los “estopas” Jose y Lluis, 20 amigos íntimos y los parroquianos que había en ese momento en la cafetería jajajaaa…
Tras el restaurante, nos vamos a pasar la noche en un hotel de Monroyo; durante el trayecto, Isabel me deja alucinado poniéndome al día del operativo que se ha montado a mis espaldas: creación de un grupo “secreto” en Facebook, localización del hotel, domiciliación de pagos para los asistentes, logística para llevar el material… ¿Y todo eso ha pasado ante mis narices? ¿Habéis montado el Titanic en el garaje de mi casa, y no he oído ni un sólo martillazo? Me dais miedo, pero miedo de verdad…
A la mañana siguiente, resulta que llegamos los últimos a desayunar… Qué casualidad, ¿no? Aún tenían guardada una última sorpresa para mí, todos llevaban la misma camiseta, todos son “made in 1972” en esta soleada mañana de abril. Por enésima vez, pongo esa cara de “sorprendido-halagado-avergonzado-perdido-maravillado”, mientras me juran que esta ha sido la última sorpresa del fin de semana. Os informo que, si el objetivo era que recordara para siempre mi cuadragésimo aniversario, volved a casa con la satisfacción del deber cumplido… con creces.
Todo está bien, no sufras por mí
es mi apuesta, alguien lo llamará destino.
Nos volveremos a encontrar,
ahora debemos seguir caminando y tú,
tú ya formas parte de mí.
Cierro esta crónica como la había abierto, con una canción de Gossos que os dedico a todos vosotros: hoy es el dia uno del resto de nuestra existencia, y estoy arropado por los mejores compañeros de viaje. Os agradezco los regalos materiales, pero el que más me ha gustado es el que no tiene precio: cumplir 40 años sintiéndome como un chaval de 20.
Ah por cierto! Aún tengo pendiente desvelaros mi Gran Frase Lapidaria, esa que digo a quien quiera escucharme cada vez que alzo las manos:
“Para contar los amigos de verdad, bastan estos dedos”.
A partir de hoy, una de dos, o esto es una soberana tontería, o ya pueden irme implantando un buen puñado de dedos más.
Una reverencia, un abrazo y besos a repartir, tropa!
POSDATA: Agradecimientos
Los que ya me conocen del Facebook saben que, el día de mi cumpleaños, me siento delante del ordenador y respondo de manera personalizada a todas las felicitaciones que me llegan al muro: creo que es lo mínimo que puedo hacer para corresponder a esa buena gente que se molesta en dedicar medio minuto de su vida a enviar unos buenos deseos. En esta ocasión, por supuesto y por descontado, no voy a ser menos:
A los presentes:
Charly & Irene, Joan (estais asociados a algunos de los mejores momentos de mi vida, que lo sepáis), Javi (¡recuerdos de tu “pantanero” favorito!), Joaquin (¿escribirás algo de esto?), Carles & Lídia (us volem tornar a veure a tots dos, i no es un dessitg, és una ordre!!), Andrés & Raquel (“¿Furgoperfectos? ¡no, motoperfectos!), Jose, Lluis (un honor servir con ustedes, caballeros, y no bromeo), Luccio & Ainoa (¡¡un placer!! Fijaos que he puesto dos signos de exclamación), David & Mari (sempre al costat bo del nostre món).
A los que empujaron desde la distancia:
Tomás (maldita margarita! Si, no, si no… faltó un pétalo más), Luis (tengo una camiseta para ti, si la quieres, ven a buscarla so golfo! O me veré obligado a llevártela yo), Xavi (mejórate de lo tuyo y suerte con el concurso, camarada), Al Gonzáles (ara entenc la teva trucada, páharo!), la Sara (satisfeta amb la crónica, artista? Smuacks a la familia!), Alícia (fe-li-ci-taaats!! Ja teniu nom triat?), Gappy (tus palabras me han dejado sin palabras, hermano), Raquel (tu “material” llegó tarde, pero lo leeré con el mismo cariño), Josep Beltran, Raul, Juan y Cris (mis “puntales”) y a todos los demás que me habéis dejado buenas palabras en el grupo secreto del FB (aún no he podido leerlo).
A Ricardo y Bea, por todo. Todo.
A David y Núria, brújulas en mar abierto, confidentes en la distancia corta, bálsamos para las penas, socios para las alegrías.
A mi geniecilla de la lámpara, con saldo ilimitado de deseos… T´estimo, guardiana del meu cor.
Saludos y buena ruta!
😥 😥 😥
PD: Por favor, mandamé la foto "Runaway from the storm. I feel like a little bug." a tope de pixels.
Muy bonito reportaje Manel, pero lo mejor de todo ... es que te lo merecias, yayo. 🙄
Manel, te mereces todo este montaje y mucho más.
Enhorabuena a la responsable por acompañarte en cada singladura.
Un abrazo ybrero.
La crónica como siempre !!fantástica¡¡
v´sss
Felicidades Pentax.
Siempre se dice que el que siembra, recoge.
Creo que eres un hombre afortunado.
Disfruta!
Lagrimita, queria leerlo a trozos pero al final cayò todo del tiròn. Leyendo esto uno valora mas la amistad.
Felicidades por pasar esa frontera de una forma tan alucinante, y en cualquier caso siempre piensa que puedes quedarte en los 30 y todos, eh?
Gracias por vuestros deseos, tropa!
(Atorralbo tomo nota, mañana la tendrás en tu correo).
Saludos y hasta pronto! 😉